El Master Series de Madrid como colofón a un grandioso año 2003 |
Nunca fue un portento físico, pero su velocidad de movimientos le valió el apodo de 'el mosquito' de Ontinyent. Desde 1999 en la élite del tenis profesional, sus mejores años tuvieron lugar a principios del nuevo milenio. Tuvo un papel central en la victoria de la Copa Davis en el año 2000, ganando sus dos partidos, incluido el punto final ante el nº1 australiano Lleyton Hewitt. Al año siguiente se llevo los torneos de Roma y Barcelona, entre otros y batió el récord de victorias consecutivas de un tenista español, con 16.
Un año después, en la Copa de Maestros de Shangai, llegó a la final cayendo derrotado por L. Hewitt. En 2003 explosionó como deportista. Amén de su puesto como nº1 del ránking de la ATP, consiguió alzarse finalmente con el Roland Garros, tras haber caído en semifinales dos veces (ante Gustavo Kuerten) y una vez en la final (ante Albert Costa) y llegó a la final del Open de Estado Unidos, tras derrotar a tenistas de la talla de Hewitt o Agassi. El año lo finalizó con la victoria en el Masters Series de Madrid y como número 3 de la ATP.
A partir de 2004 empezó el calvario de las lesiones que no le permitieron seguir rendir al nivel que estaba exhibiendo. No obstante, siguió cosechando buenos resultados, como una segunda Copa Davis, ganando los puntos decisivos en Cuartos y Semifinales, y jugando los dobles en la final ante los hermanos Bryan (EE.UU.) en el mismo 2004, la final de la Copa de Maestros y el Masters Nacional de Tenis en 2006. Sin embargo, tuvo que esperar hasta 2009, tras muchos altibajos en su carrera, para volver a ganar un torneo ATP, fue en Casablanca. Ese año volvió a ser participe de la Ensaladera conseguida ante Alemania, con su victoria sobre Andreas Beck. En 2010 siguió la racha de triunfos con 3 torneos ATP, pero justo cuando mejore le iban las cosas, una operación en la rodilla volvía a dejarlo fuera de las pistas. Su último título lo consiguió justamente nada más volver de esta lesión, en Stuttgart en 2011.
Ayer, tras caer derrotado en casa en el torneo de Valencia, colgó definitivamente la raqueta. No por falta de fortaleza física, sino más bien mental. "Esa es la razón principal por la que dejo de jugar. Al nivel que están los mejores es difícil llegar y yo soy muy competitivo".
Sin embargo, no es adiós definitivo, como el mismo ha dicho. No descarta la opción de disputar algún partido de dobles junto a su compañero de entrenamientos, Nico Almargo, a la postre, verdugo del valenciano en su último partido como profesional. "Jugar contra él ha sido muy mala suerte. Le he dicho que por un lado era un marrón, pero también que si iba a ser mi último partido acabar frente a él era un honor", señaló.
A la hora de quedarse con algunos momentos de sus catorce años como profesional, indicó: "Es difícil elegir uno. Ganar cualquier Grand Slam es algo muy importante para cualquier jugador. Llegar a ser el número uno fue consecuencia de estar bien mucho tiempo, y también me quedo con la Copa Davis del 2000".
Ferrero sosteniendo su primera Ensaladera |
Así, Juan Carlos Ferrero Ferrero deja un legado de 16 títulos, un Grand Slam, cuatros Master Series, dos ATP 500 y nueve ATP 250, además de finalizar 13 temporadas consecutivas entre los top 55 del ranking, ocho de ellas entre los 25 y tres de ellas en el quinto sitio. Ahora tendrá tiempo para dedicarse a sus fundaciones y academias para seguir involucrado en el mundo del tenis. “No voy a dejar el tenis, voy a seguir ligado a este maravilloso deporte, a través de mi Academia, de la fundación que lleva mi nombre, en colaboraciones al deporte y seguro que seguiré jugando de forma más relajada”, expresó.
Emocionante homenaje que la ATP ha dedicado a Juan Carlos Ferrero
No hay comentarios:
Publicar un comentario