domingo, 20 de mayo de 2012

Yom Yerushalim - Día de Jerusalem

"War is not won by sentiments but by soldiers"


Esta afirmación es la que hace el Consejo Nacional de Seguridad de los Estados Unidos a Nick Fury, papel protagonizado por Samuel L. Jackson en Los Vengadores, lo nuevo de Marvel.

Sin embargo la historia se encarga de refutar una y otra vez dicha afirmación. Un claro ejemplo es el día de hoy, 20 de Mayo (28 de Iyar por el calendario hebreo), donde se conmemora el Día de Jerusalem. El día en el que durante la Guerra de los Seis Días, la unidad de paracaidistas del ejercito israelí entró en la ciudad vieja y termino de conquistar el Muro de las Lamentaciones y el resto de Jerusalem que quedó bajo dominio jordano desde el '48.
Hay una historia que escuche de boca de uno paracaídista que lucho en la Guerra de los 6 Días y que liberó a Jerusalem del dominio jordano, que lo ejemplifica perfectamente. Su nombre es Dr. Moshe Amirav, pero el protagonista de la historia no es él, sino  Rav Menajem Mendel, de Vilna. El Rav Mendel vivía en la Europa del Este en los años '30 y en la fiestas judías se reunía un grupo de jóvenes en torno a la mesa del Rav Mendel. Este rav era conocido en las calles de Vilna por su pasión por la ciudad de Jerusalem. Siempre contaba historias sobre la ciudad y terminaba cantando una canción de tan solo tres palabras: Beshaná habaá biyerushalim (el año que viene en Jerusalem). Esta canción la repetía una y otra vez. Incluso cuando ya su muerte estaba cerca, famélico y desprotegido en un campo de concentración de Treblinka junto a dos de estos jóvenes. Así la noche de Rosh Hashana (año nuevo judío), reunidos frente a las vallas del campo, le preguntaron sus alumnos que le podían pedir a D's, y Rav Mendel respondió: "El año que viene en Jerusalem" y como si un soplo de vida se hubiera apoderado de ellos volvieron a cantar esa melodía típica de los días de fiesta en Vilna. Así vivió y así murió Rav Mendel, con la idea de que algún día podría volver a Jerusalem. Sólo uno de estos alumnos, Yitzjak, sobrevivió al genocidio nazi y puedo emigrar a la Tierra de Israel.
La noche del 6 de Junio de 1967, la unidad de paracaidistas se disponía a entrar a liberar el Muro de las Lamentaciones. Mientras esperaban en una de las calles a las afueras de la ciudad vieja, cuenta Moshe Amirav, se le acercó un señor que le ofreció un café para calentarse de la fría noche y prepararse para lo que sería una batalla épica. Este señor no era otro que Yitzjak, aquel alumno de Rav Mendel que sobrevivió y pudo cumplir el sueño de su maestro de forma parcial, pudo volver a Jerusalem aunque aún no había vistado la explanada del Muro de las Lamentaciones. Tras contarle la historia de Rav Mendel, la unidad de Amirav salió hacía las murallas de la Ciudad Vieja. Durante la batalla, cuenta Amirav, veía a aquel Rav Mendel que le animaba a seguir y no permitía que saliera herido. Pero no solo le veía a él, también a todos los 'Menajem Mendel' vestidos con el pijama de rayas de los campos de concentración, aquel Menajen Mendel al que Stalín mandó a Siberia, o al de Marruecos y Yemen. A Menajen Mendel de Polonía, de Alemanía, al que estaba en Auschwitz. Al del siglo 19 y al del siglo 15.
Todos ellos que mantuvieron a Jerusalem vivo en su corazón y nunca perdieron la esperanza de que aquel trozo de muro, último vestigio de lo que fue el Templo de Jerusalem, volviera a estar en poder del Pueblo de Israel. Y en el momento de entrar a la explanada y acercarse al Muro, las lagrimas de los paracaidístas fueron también las lagrimas derramadas por todos aquellos que desearon llegar a ese momento y no pudieron. Las lagrimas de quienes mantuvieron viva en su corazón la esperanza. Una guerra si es posible ganarla con sentimientos.






Para conmemorar esta efeméride, en las calles de la Santa Ciudad se realiza la Marcha de las Banderas. Partiendo desde el centro de la ciudad y durante unas 4 horas, cerca de 50 mil personas se reúnen ataviados con banderas de Israel o de Jerusalem y marchan al son de diversos grupos musicales que tocan en vivo, mientras se realizan bailes típicos judíos, entre ellos la hora de origen balcánico. El itinerario continua hasta las murallas de la Ciudad Vieja, y la entrada a la misma se produce por la puerta de Damásco, en pleno corazón de la zona árabe de la Ciudad Vieja, hasta llegar a la explanada del Muro de las Lamentaciones. Una vez ahí, todos reunidos, se realiza el rezo de la noche, Arbit, con especial emoción y fervor.



Banderas de Israel ondeando a lo largo de todo el camino


Grupo de musica para amenizar la marcha




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